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Benjamin Britten es el compositor inglés més importante del siglo XX. Uno de sus rasgos peculiares, fruto del pragmatismo británico, radica en su eclecticismo, puesto que no se alineará con ninguno de los ismos dominantes de la música de su tiempo, sino que adoptará, en cada caso, sin dogmatismos, el lenguaje más adecuado a aquello que quería expresar. La producción coral de Britten, dedicada a las escolanías y coros universitarios y profesionales de su país, tiene una importancia singular. Es el caso de la Misa brevis en Re, op. 63, dedicada al Coro de la catedral católica de Westminster, y a su director, el organista George Malcolm, que la estrenó el 22 de julio de 1959. Formada sólo por cuatro partes (puesto que omite el "Credo" de la liturgia católica), la Misa se mueve en un ámbito básicamente tonal y está unificada por la tensión entre las tonalidades de Re mayor y Fa diesi menor, que propicia alguna incursión en la bitonalidad.
Dos cánticos marianos de inspiración montserratina configuran una bellísima muestra de música espiritual y reflejan el ambiente de devoción del monasterio benedictino. En los dos primeros motetes, el gran intérprete y músico Pau Casals encuentra su inspiración compositiva más simple, íntima y auténtica. El Pare Ireneu Segarra, director de la Escolanía de Montserrat durante más de cuarenta años y lúcido pedagogo, también dio muestras de su cultura y sensibilidad en el campo de la composición religiosa, de la cual es una muestra significativa la Salve Regina "Germinans", música fundamentalmente comunicativa y, al mismo tiempo, exquisitamente refinada.
Las exigencias de la profesión de organista en la Madeleine de París, llevaron a Gabriel Faur a escribir musica religiosa. Lo hizo con un tacto, una discreción y una dignidad intelectual poco frecuente entre los compositores eclesiásticos de su tiempo. En palabras de Émile Vuillermoz, "supo encontrar un lenguaje de iglesia de una alta espiritualidad, de una nobleza tranquila, de una entrega confiada, que, sin tener necesidad de la fe, nos da una expresión perfectamente teologal de la esperanza y la caridad". Además de sus misas y del célebre Réquiem, los motetes latinos que figuran en esta grabación son un ejemplo elocuente.
Los Tres motetes, op. 39 de Felix Mendelssohn fueron acabados en Roma el 31 de diciembre de 1830 y dedicados a las monjas de la iglesia de la Trinità dei Monti. La alternancia o el contraste entre los fragmentos homófonos, que propician las figuraciones y florituras del órgano, y las secciones contrapuntísticas, que asumen la herencia bachiana (hay que recordar que Mendelssohn fue el descubridor romántico de la música de Bach), constituyen el hilo conductor de estos motetes. Si el "Veni Domino" se basa en una textura homófona, el "Laudate pueri", con su inicio canónico, parece que sigue el modelo bachiano. El carácter pastoral de "Surrexit pastor bonus" se refleja en su escritura, y el "Surrexit Christus" es decididamente polifónico, con un Aleluya final en el estilo fugado del barroco.