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Las dos obras de Mompou que encontramos en este CD son un fiel reflejo de un estilo. La escritura del compositor se ve menos condicionada por la guitarra en la Cançó i dansa que en la Suite. El carácter pianÃstico de la primera resulta tan evidente que, con pocas modificaciones de la partitura, diversos pianistas han realizado adaptaciones para interpretarla en el teclado como si de una pieza más de la colección original se tratase. Sin embargo, la dificultad que genera en la guitarra una escritura tan bien adaptada al piano es, con toda probabilidad, la causa principal de que una obra de esta belleza haya alcanzado menos presencia en el repertorio guitarrÃstico de la que, por calidad, le corresponde.
Muy diferente fue la actitud de Mompou respecto a su primera obra en la que, sea por la confianza que le inspiraba Segovia o por las dudas que le pudiera generar componer su primera pieza para guitarra, dio carta blanca al guitarrista andaluz para que adaptara la obra al instrumento según lo creyese oportuno. La revisión que hizo Segovia de esta obra inspirada en la atmósfera de recogimiento de la ciudad gallega cobró carta de naturaleza y se ha interpretado durante décadas.
Asimismo, recientes investigaciones han permitido recuperar el manuscrito de Mompou, del que en esta grabación ofrecemos la versión Ãntegra, ligeramente más larga que la celebrada adaptación de Segovia, quien suprimió compases en diversas partes de la partitura. También se han respetado escrupulosamente las soluciones armónicas propuestas por Mompou, algunas de las cuales habÃan sido modificadas por el guitarrista, sobre todo en la muñeira final.
Sea como fuere, tanto la Cançó i dansa como la Suite respiran el intimismo que define la música de un compositor que hizo de la concentración y la discreción una manera de componer y de vivir.
La atmósfera general de la obra se inscribe en un universo sonoro donde las resonancias wagnerianas se funden con la luminosidad mediterránea. La influencia de la música germánica y especialmente de Richard Strauss, a quien Manén admiraba, se hace patente en la fisonomÃa general de la obra, estructurada en cinco movimientos encadenados de tal manera que constituyen un continuo de acontecimientos, enmarcados en una estructura formal cÃclica. De esta manera, si en la Cançó i dansa XIII de Mompou resulta evidente el pensamiento pianÃstico del compositor, la FantasÃa sonata no puede ocultar la concepción orquestal subyacente.
Las tres piezas de Carlos Pedrell que aquà ofrecemos (Página romántica, Lamento y Guitarreo), sobrino de Felip Pedrell, constituyen un claro ejemplo del postromanticismo tardÃo que sintonizaba especialmente con los gustos de los guitarristas y con una parte significativa de las audiencias de la primera mitad de siglo.
Con una escritura instrumentalmente más ambiciosa, las Danzas de las tres princesas cautivas son una muestra de hasta qué punto las ideas de su tÃo contribuyeron a configurar el universo estético del compositor uruguayo. Dedicadas a Segovia, Pujol y Llobet, respectivamente, las danzas que cierran la presente grabación evocan una España imaginada, con un retorno al gusto por el exotismo y el orientalismo que tanto habÃa fascinado a los artistas de finales del siglo XIX y del que encontramos en el repertorio guitarrÃstico precedentes con tanto recorrido como el Capricho árabe de Tà rrega.